La Real Cédula de 1514, que legalizaba el matrimonio entre españoles e indígenas, fue un hito en la historia de América, marcando el inicio de un proceso de mestizaje que definiría la identidad de la región. Esta ley, promulgada por Fernando II de Aragón, fue en realidad la culminación de una visión que la reina Isabel de Castilla había defendido desde mucho antes. Isabel, una mujer adelantada a su tiempo, siempre mostró una gran preocupación por el bienestar de los indígenas. Reprendió duramente a Cristóbal Colón cuando se enteró de que estaba esclavizando a los habitantes de las nuevas tierras. Para ella, estos no eran simples "indios", sino súbditos de la Corona de Castilla, con los mismos derechos que cualquier otro español.


La Real Cédula de 1514 no solo legalizó los matrimonios mixtos, sino que también representó un reconocimiento de la humanidad y la dignidad de los indígenas. Aunque la realidad social de la época era compleja y las desigualdades persistían, esta ley abrió la puerta a una convivencia más integrada y a la formación de nuevas familias mestizas.